Nadie. Tan pocas personas, y sin poder alguno para cambiar nada.
¿Por qué iban a hacerlo? El peso de las probabilidades indicaría que miento. Nací donde nací (strike one), soy varón (strike two). Empezamos bien. El tercer strike, váyase usted a saber, que yo no tengo ni pajolera idea.
A lo sumo, conocidos temporales que admitían mi presencia dándome una segunda oportunidad sin que siquiera supiera que se me había concedido de modo tan gracioso (maldita la gracia que me hace). Un desacuerdo y el viejo sesgo aparece con hambre de venganza. Justo como en el monopoly: "vaya a la cárcel, sin pasar por casilla de salida y sin recoger 20000 ptas." Soy así de vetusto, jugaba al monopoly con pesetas.
Cada nueva ausencia me empuja más y más bajo el agua con la que me debato. Hay días que ni la superficie se ve desde donde emulo a Cousteau. Suma y sigue.
Hubo quien me ofreció comprensión. Hombres que, tras contarles, miran a ambos lados antes de decirme, muy serios: "le tenías que haber dado dos hostias". Para tener esa compañía, mejor solo.
¿Que por qué hoy? Hoy tuve que explicar por qué no va a venir nadie a mi cumpleaños, a dos personas que, por suerte, no entienden ese nivel de malicia. Dos personas que, por desgracia, ya conocen la malicia de quien me creyó y eligió tergiversar.
Son el único motivo por el que no cedo y sigo buscando el camino a la superficie. Tendré otro cumpleaños solo, por lo que parece. Ya he perdido la cuenta.
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