Capítulo 13.
Escoltada por dos naos de guerra de la armada lusa, La Niña hizo su entrada en la Bahía de Lisboa con una leve brisa de estribor que parecía anunciar un cese en las hostilidades del frío.
En el camarote de Fray Jordi, Txtl se sometía mansamente a las atenciones del viejo fraile mientras le cortaba el pelo y afeitaba una tonsura.
-"Manuel, escucha muy atentamente. Somos prisioneros de Juan el Segundo, Rey de Portugal. El dar a conocer tu cuna sería un gran deservicio a Nuestra Señora Isabel, y a Castilla..."
-"A partir de este momento, eres Fray Manuel Casín, novicio franciscano morisco de Granada. Salvo para tu confesión, estás bajo voto de silencio..."
-"Copia todo lo que yo haga, y no digas una palabra a nadie. Con la ayuda de Nuestro Señor Jesucristo, saldremos bien parados de este trance."
En la silla, frente a él, un hábito de Fray Jordi. Txtl se lo puso. Era el 4 de marzo de 1493.
Capítulo 14.
Pisando las calles empedradas de Lisboa, los ojos de Txtl no sabían donde detenerse. Una multitud de gente (y olores) sin precedente para él.
El hedor combinado del excremento de personas y animales asaltaban su nariz. Cientos de cuerpos sin lavar, restos de basura por las calles...
Perros, mulas, caballos, asnos, cabras...Todos, animales desconocidos para Txtl.
Presidiéndolo todo, una monstruosidad de piedra en lo alto de un monte, que parecía cuadrado y redondo a la vez. El Castillo de San Jorge.
Una guantada en la nuca le hizo mirar al suelo de nuevo.
-"Manuel, o te comportas de acuerdo a tu estación, o te hago despellejar, perro", le susurró Fray Jordi; "recuerda, ojos al suelo si esperas la gloria del cielo, novicio."
Capítulo 15.
De rodillas frente al trono, Txtl temblaba como una hoja. Fray Jordi, arrodillado junto a él, se hallaba en conversación con el monarca.
-"Su Majestad, el propósito de nuestra tarea es tal como el Almirante describió. Llegar a los puertos de Indias por una ruta distinta. La nuestra es una expedición de la marina castellana que no tiene que ver con las redadas de piratas palermos que son la vergüenza de nuestro Reino y de Nuestra Señora Doña Isabel."
-"Eso dices, ¿qué me impide enforcaros a todos como piratas? ¿Quién es ese otro clérigo junto a tí?"
-"Su Majestad, para responder a la primera pregunta, la presencia de clero y un Almirante denotan un viaje oficial, no una partida pirata sin encomendarse a Nuestro Señor Jesucristo. Respondiendo a la segunda, he aquí a Fray Manuel Casín, novicio de la Orden de San Francisco, bajo voto de silencio. Entró en nuestra orden tras la limpieza de Granada, en expiación por los pecados de esa ciudad, que se empecinó en seguir las falsas enseñanzas de Mahoma. Me temo que, si Su Majestad quiere juzgarnos, nos deberemos acoger al fuero eclesiástico."
-"Harto estoy de tanta política y diplomacia. Visto está que deberé dejaros partir, o vérmelas con Roma. Aseguraos de decirle a Isabel, mi Hermana en Cristo de que ésto no quedará así."
-"A la orden de Su Majestad."
-"Retiraos ahora, antes de que cambie de parecer. Los clérigos me fatigais en exceso."
Capítulo 16.
El brillo cegador de un sol andaluz de primavera recibió a La Niña a su entrada en el Puerto de Palos.
La tripulación, tras su "accidente" en aguas portuguesas y otro millón y medio de vicisitudes en el largo periplo, se hallaba exultante. Habían vuelto a casa. Desde la cubierta, entonaron un "Te Deum" un tanto entusiástico, mas algo desafinado.
La Villa en pleno, con el Concejo a la cabeza, y el prior del Monasterio se hallaban a la espera de las maniobras de atraque.
Estando la carabela segura en puerto, los marinos obtuvieron venia del Almirante para desembarcar, con instrucciones de regresar al día siguiente a mediodía.
Era una precaución necesaria, los marinos se hubieran amotinado y desertado de otra forma, una vez en tierra firme.
Gritos por todas partes al reconocer hermanos, amigos, esposas, hijos, y tantas caras conocidas. La alegría del reecuentro era casi contagiosa.
Reprimiendo las lágrimas, Txtl se cobijó a la sombra de La Fontanilla. Una mano se posó en su hombro.
-"Bienvenido a casa, Manuel, ya estamos entre cristianos decentes de nuevo. Esta noche la pasamos en el Monasterio de La Rábida. Hasta que Nuestra Señora Isabel decida, eres miembro lego de nuestra Orden de San Francisco de Asís."
Capítulo 17.
La exigua luz del cuarto creciente se filtraba por la ventana enrejada de la celda de Fray Jordi, donde Txtl se hallaba alojado por su pupilaje.
Un crujido de bisagras sustrajo a Txtl de sus desvaríos de playas deslumbrantes bajo el sol, de Lutxe y él entrelazados. Pasos leves en la entrada de la celda.
Presto a hacer pagar al intruso un alto precio por su vida, saltó del jergón de paja, puños en ristre.
-"¡Manuel, cálmate! Vas a soliviantar a todo el monasterio. Son sólo mis primas, que viene a celebrar mi retorno como delegado Real, y a darte la bienvenida a país de cristianos."
Horrorizado, Txtl vio que se trataba de dos niñas, a las que sólo pudo identificar por sus largos cabellos.
-"Déjalas entrar, y agradece a Dios los simples placeres del yantar y del yacer, hermano. Si no quieres, yo me basto. Al menos, demostraste ser buen perro guardián."
Txtl se pasó la noche sentado en un rincón del corredor del claustro, tapándose los oídos para no oír los gritos de humillación y dolor procedentes de la celda.
...se hallaba de nuevo en el arrecife, cazando perlas. El azul cristalino del agua tornado en verde por el reflejo amarillo de la arena. Un tiburón sonriente se le acercó y le dijo...
-"Manuel, venga, de vuelta al jergón. Si te ve el Abad aquí en medio de la noche, me vas a crear problemas."