domingo, 15 de mayo de 2016

No te me vas de la mente

, o lo poco que parece quedar de ella. No me concentro, no parece que vaya a sanar la ausencia.


Estaba acojonado cuando me di cuenta de lo que me pasaba, y con la ilusión de saberme vivo con lo que sentía (siento) por ti se adivinaba el más que probable desenlace. Mi pecho había decidido jugárselo todo a una carta, sabiendo que apostar es de necios.


Te dije aquel día que te esperaba. Te espero. Para qué, como ya escribí más veces que Bart Simpson en aquella vieja pizarra: "tú decides".


Lo que diera por oír tu voz de nuevo.

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