Hace poco, parece que se murió alguien en tuiter. Todos los días muere alguien, cierto. Demasiados y demasiadas que no tuvieron ocasión de alcanzar su potencial, en modos tremendamente crueles. Recuerdo leer las líneas de añoranza que enviaba al viento.
Recuerdo que es posible (más que probable) que me haya tocado una suerte parecida. Dijiste que perdía el tiempo esperando a volver a oír de ti. Como si fuera elección propia.
Los actos, las palabras, se eligen.
A quién se ama, no. Ojalá fuera tan fácil. Ahora estaría leyendo a Sun Tzu para una referencia.
Pero no, me toca añorar un poco más.
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