domingo, 28 de febrero de 2016

Escribí otra carta en mi mente

para despedirme de quien me importa, de quien me ha tocado dentro, a quien veo y a quien no. A quien quiero, quise y/o amo.

Una de miles de cartas que no llegan a escribirse, un beso de adiós envenenado por un viaje en tren a ninguna parte sin maletas y con el equipaje de una vida que se deja atrás.

Hoy pensé en escribir tu nombre para poder decirte adiós mientras pensaba en despedirme de mí mismo. Pero no.

Hoy no.

Aún espero poder decirte tu nombre a la cara, a modo de saludo. Aún espero el desenlace de mi historia escrita de antemano en la que no hay perdices.

Aún camino.


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