de tanto lamento y elegía, harto de que la ilusión parezca haberse ido, dejando lo que no quiero contemplar, no digamos ya escribir.
Harto de ver tanto dolor y de que la única solución a la vista sea encallecerse y no mirar.
Harto de no poder compartir cada cosa bonita que veo, de la música que me araña, las fotos que me arrancan los ojos, los textos que te llaman sin respuesta.
Harto de la vigilia, de querer dormir, de todo.
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