domingo, 26 de julio de 2015

Silencios.

Un día como hoy, un último domingo de julio de hace dos años, con la resaca de haber intentado ahogar el desasosiego de oír que te habías enfadado conmigo en alcohol (todos sabemos cómo acaba éso), rabiando por oír de ti.

Me quedaban pocos días.

Desde entonces, el erial de tu silencio, sólo roto por un intento de disculpa que no me debes.

Lo que daría por poder oírlas y decirte: «no es para tanto, no me hiciste daño».

Lo que mata es el silencio de a quien seguiré amando cuando seas más artrosis que sexo.

El maldito silencio.

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