Tus manos, las únicas que doman mis cuerdas y pueden afinarlas. Sapiosexual hasta la muerte, mis acordes marcan el realce de las tildes en tu nombre y apellido.
Desliza lánguida tus dedos sobre mi mástil, marcando cada nota y cada traste. Recréate en la vibración profunda del bordón en tus yemas. Tira de mis cuerdas y dobla mis notas, convierte my voz firme de barítono en una de bebé balbuceante.
Ataca mis armónicos de zorro en celo en una noche de verano bajo tu acebo, usa la varilla para oscilar mis sonidos en los estertores del espasmo. No temas usar tu lengua y dientes, como solía hacer Hendrix.
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