¿La imagen? ¿La palabra? ¿El sonido? ¿El tacto? ¿El olfato? ¿Qué?
¿Cuál activa el remolino en la mente y da luz a cuál? Un haiku que nace de una foto de Juana, Pedro, Ritsuko o Angel, o una pintura del Taller, la imagen activa una memoria amorfa de pasado, una sensación presente, una esperanza o un miedo futuros.
El presente nace del pasado, el pasado nace de la proyección futura y el presente se empeña en viajar en todas las direcciones, en lugar de disfrutar de un momento que ofrece poco y por tiempo limitado.
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