Tardé en comprender. Me creí mejor hombre que Bukowski, en su alcohol y chovinismo. Me creí más optimista que Bécquer y Poe, más realista que Tolkien, con mis pies en el suelo.
Entiendo el odio de Bukowski por la humanidad, y su huida en una botella, aunque no las comparta. Entiendo sus locuras y sus hábitos de eremita. La cordura en la demencia.
Las melancolías de Poe y Bécquer son las mías, cuando el mundo se convierte en cementerio de sueños desenterrados y comenzándose a pudrir, fiesta para el cuervo.
En cuanto a Tolkien, hizo bien en inventarse un mundo donde vivir, porque este es una mierda.
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