lunes, 9 de diciembre de 2013

Fénix.

De mis cenizas resurjo cada día, como las cabras que tiraban del carro de Thor en las leyendas del norte. El martillo resuena en mi pecho, los tímpanos marcando el "O Fortuna" de Orff.

Semitrotando, divago sobre tí. Raulillo se rallaba cuando tenía oportunidad de preguntar y mandaba la cotización de Polvillo por las nubes, además de darle trabajo extra a nuestra amiga común. Ella sabe dónde ando, por ahora.

Aún me acuerdo del Polvillo de tu barrio. A veces, me paseo de la mano de Google, creo ver la palmera estúpida de que me hablaste, pero se ha convertido en moda.

Nos fuimos a tiempo, los idiotas se estaban multiplicando.

No hay comentarios:

Publicar un comentario