Escribí como tres hoy. Raulillo, el Lémur y el caníbal se fueron de rondalla de nuevo. Soy una tuna con patas. Si todos cantaran lo mismo...
El Lémur se sienta de cuclillas a hacerte grullas de origami, para que vuelvas, o encuentres tu camino a casa. La katana hace en el suelo, que sólo es guerrero si el viento perturba la paz de su jardín. El niño que cogió la pluma de garza, crecido.
Raulillo hace su estrofa corta, casi sin pausas. El torrente de montaña que sueña arrastrarte a la aventura de nuestras vidas en que seamos cómplices del crimen de amarnos. El hombre.
El caníbal, de estrofa larga, soñando con cortar nuestros enemigos, esparcer sus miembros a los cuatro vientos y vengar nuestras injurias en orgía de motosierra y hachas con la luna de García Lorca en sus filos. León padre.
Soy uno. Soy tres. Y que le den por el susodicho al dios de los cristianos, porque no es tan difícil ni tan extraordinario.
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