El cuero y la púa, los dedos y la varilla vibrando. El dolor de saber que son recuerdos y que tu presencia es espejismo que sólo puedo ahuyentar con tu corporeidad, que no tengo derecho a exigir o pedir. Y que sin embargo espero a cada momento.
Rock puro y duro en mis carnes, puede que algo cutre y manido, puede que a veces te den ganas de darle una colleja a alguno de los cantantes (me pido White Stripes, aunque Smashing Pumpkins también esté en la lista).
Charcos de agua reflejados en la parrilla de la carretera a Madrid que une nuestros barrios. Charcos tórridos, letales, indiferentes.
La fuerza de una realidad que dejó la impronta indeleble que se proyecta en lo que sea me encuentre, si me encuentras, si me buscas. ¡Ay!
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