Pisando con brío y algo de garbo, pasé por delante del fuerte de Merk y Sita.
El sábado y el valle se abren frente a mí como una amante ávida y melancólica, llenos de ínfimas posibilidades, oportunidades y la ocasional zancadilla.
De camino a ver dos de las tres caras que amo sin reservas ni tapujos. De camino al resto del día con la esperanza de ver la tercera.
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