lunes, 2 de diciembre de 2013

"¿Qué es poesía? Me preguntas..."

Leí hoy sobre el efecto de la oxitocina en varones. Resulta interesante, pero sigue sin darme respuestas. Sólo más preguntas. Es cansado ésto de ser librepensador.

Soy el primero en reconocer mi propia base material, incluido de aquello a que tienden en llamar "alma" y "espíritu". Son manifestaciones de la actividad elecroquímica de mi cerebro.

Hablan de una posible vinculación de la oxitocina con el patrón de comportamiento adictivo. Posible. O sea, aún no hay respuesta. Otra conjetura, de momento.

Si todo es meramente explicable a través del estímulo directo, de la interacción con el entorno, ¿cómo te clavaste en mí?

Me cruzo (no en el sentido genético) todos los días con mujeres y sus feromonas... a veces recibo invitaciones. No les culpo, que sé que no son de piedra.

Pero no me interesa más allá de un breve intercambio de palabras, por no ser descortés. Simplemente, paso.

Lo que plantea la incógnita, a lo mejor soy asexual. Ejem, ejem, sin entrar en detalles, me habría dado cuenta hace muchos años. ¿Bajo nivel de testosterona? Ejem, ejem, sé que tampoco es el caso.

Busco arrancarte de mi mente. Eres como ese anzuelo que sólo sabe hendir la carne más y más. Sin pretenderlo, desde tu distancia.

Algo hiciste a mi cerebro. No es que se me haya olvidado el inglés, pero me devolviste mi lengua, que quisiera devolverte el favor.

¿Cómo te arranco de mí? La pregunta suele encerrar la respuesta. El hecho de que me pregunte ésto sólo quiere decir una cosa.

Que hagas lo que hagas, vengas o vayas, me ignores o me hables, me sueñes o me odies...

Viniste para quedarte en mí.

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