martes, 3 de diciembre de 2013

Medrando

Anduve con el estoque de Góngora, de cuarteto de verso italiano, de octosílabo, de haiku, de medra.

La medra, la mierda. El insulto apareció en sesión de rondas, tras cerrarla. Era autodefensa.

Fulminante, la respuesta de Zorrilla en labios de un Don Juan que nunca fui: "¡Cuán gritan esos malditos!/Mal rayo me parta/si en terminando esta carta...

Insultos a diestro y siniestro, que omito, que considero algo indignos y espero no hacer. Ni un verso de respuesta tras haberle dado a elegir las armas de métrica y rima.

No soy violento ni para el verso, qué asco.

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