Puertas cerradas que me confinan a la tundra, rodeado de osos polares de belfo fruncido y colmillo afilado, inmaculados para cebarse en mis entrañas.
Ojos de niña me gritan en el viento despiadado, que oigo con los dedos de los pies que perderé. Giro sobre mis talones, sólo me queda cavar, hacerme cama en el hielo.
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